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Cómo ser un emergenciólogo de verdad

CÓMO SER UN EMERGENCIÓLOGO DE VERDAD

Consejos para nuevos graduados (y un buen recordatorio para Emergenciólogos experimentados también)

Querido Doctor:

Ya encontraste el baño, deshiciste el nudo en tu estómago, minimizaste tus palpitaciones, cometiste tu primer gran error, viste un caso que nunca ni siquiera habías oído, fallaste tu primera intubación en años (enfrente de los estudiantes de medicina) y mandaste a pedir un BMW luego de pedirle permiso a tu pareja. Y tanto que amabas ese Honda Civic de 10 años.

Ahora es momento de considerar la magnitud de tu apuro: la vida de un paciente de verdad o el futuro de un niño están ahora directamente en tus manos, y estás solo, en un Departamento de Emergencia (DE) de verdad. Grande y atemorizante. Me daba mucho miedo cuando empezaba y todavía me da.

Permíteme pontificar con mi perspectiva personal. No quiero sonar como tu padre o ponerme demasiado sentimental, cursi o como santo, pero tenme paciencia; he estado haciendo esto por un buen tiempo.

Cualquier filosofía es más fácil dicha que hecha, y ésta es el ejemplo por excelencia. Mucho de lo que sigue es lo que yo quisiera alcanzar personalmente, pero que demasiado frecuentemente no alcanzo. Yo meto la pata más o menos 3 veces por semana; es solo que soy mejor que tú para ocultarlo. Este talento también se adquiere con la experiencia.

Incluso luego de 42 años en el DE, aún lucho con lo ideal y filosófico versus el mundo real. El mundo real está repleto de serias limitaciones de recursos y tiempo, colegas decepcionantes si no es que totalmente incompetentes, legisladores increíblemente ignorantes, y el estrés inevitable de tratar a los enfermos, heridos, frustrados y oprimidos, así como a los inobedientes, drogados, borrachos, exigentes y abiertamente hostiles. No olvides, sin embargo, que el paciente de 19 años con CVPs y el de 43 años con dolor torácico obviamente musculoesquelético realmente piensan que están muriéndose.

El prisionero TASEReado y vapuleado con una porra de policía o la madre soltera de 26 años con 5 hijos (con los dos bebés que están llorando) con dolor abdominal inferior probablemente no quieren estar en el DE a las 3 de la mañana más que tú. Y quizá esos dos tipos sí atacaron al borracho sin ninguna buena razón.

Pocos creerán alguna vez el medio extraño y macabro que tú conoces como la vida diaria en el DE. La mayoría de la sociedad no podría comenzar a apreciar o imaginarse lo que has elegido hacer. La mayoría escoge ignorar o no creer en lo desagradable, y piensan simplemente que es un trabajo muy cool. Tu pareja o padres nunca entenderán tu día en la oficina (¿Por qué te pones esas bagres filipinas y cuándo vas a tener tu propia clínica de verdad como esos otros doctores?). Tu esposa nunca entenderá que escuchar “Te toca cuidar a los niños” o “¿Puedes sacar al perro a caminar en la nieve porque yo ya lo hice 4 veces?” realmente no es lo que quieres oír luego de un turno de 12 horas. A mi esposa se olvida que desde el principio le dije que no comprara ese perro chillón. Ellos piensan, ¿Qué tan difícil puede en verdad ser, conversar con enfermeras locuaces, platicar con estudiantes demasiado coquetas, y echarles un ojo a esas atractivas visitadoras médicas? Y de todas maneras, ¿por qué es que las visitadoras son todas guapas?, inquiere mi esposa. La respuesta es… ¡obvia! El vómito en tus zapatos y el pus seco y la sangre en tu filipina deberían enviar un mensaje obvio y poderoso, pero qué va.

Hablarles a las latas de pintura en aerosol bajo las luces azules del supermercado te va a premiar con un viaje gratis al DE. El DE siempre estará al final del embudo de los problemas sociales, médicos e irresolubles. Viene con el territorio. Se espera que manejes problemas que nadie más podría jamás resolver; muchos ni siquiera intentarían. Bienvenido a la realidad; a veces realmente apesta. El amor/odio ni siquiera empieza a describir el DE.

No se permite que nada te moleste o perturbe, ni siquiera un cocainómano bipolar imposible, el pederasta con SIDA, úlceras decúbitas infernales llenas de gusanos, un adolescente agudamente paralizado o una muerte infantil súbita. Se esperará que estés tranquilo, calmado y relajado, que seas un individuo compasivo, bondadoso y erudito, un oyente empático e interesado aún con las historias más fastidiosas, un político por excelencia, y un doctor modelo, todo al mismo tiempo. Frecuentemente, se te solicita que realices intervenciones médicas mucho más allá de tu nivel de comodidad y de tu nivel de entrenamiento. Noticia de última hora: no existe un entrenamiento que te prepare totalmente para este trabajo. Si no estás asustado, perplejo o desconcertado al menos una vez por turno, simplemente no estás poniendo suficiente atención. Muchos de tus pacientes no tendrán a nadie que abogue por ellos, ni un sistema de apoyo. Si no fuese por ti, estarían acabados.

Eres el líder de equipo designado, y se espera que siempre mantengas una actitud positiva y un comportamiento profesional y que dictes el tono a seguir para el personal entero. Cualquier actitud negativa hacia el hospital, los paramédicos, administradores, conserjes, o especialmente hacia los pacientes será rápidamente transmitida y adoptada por todos.

Frecuentemente atiendes a los desventajados, pobres, indefensos, desesperanzados y desventurados en una atmosfera como de guerra. Si quieres un DE callado, bien equipado y con una clientela respetuosa, educada, bien oliente y pagadera, vestida en Ralph Lauren o Versace, escogiste el hospital equivocado y probablemente la profesión equivocada. Debiste haber sido cirujano plástico en Beverly Hills como tu mama quería.

El sistema es imperfecto, tan, tan imperfecto. Siempre lo ha sido y siempre lo será. El DE puede ser horrible. Nunca tendrá suficiente tiempo, recursos, personal, equipo o respaldo para hacer de este un trabajo fácil. Lidia con esa realidad. Si quieres un agradecimiento o incluso un receso para almorzar, ve a vender zapatos a una tienda de departamentos. ¿Qué talla? ¿Qué tarjeta de crédito? Ese sí que es un trabajo fácil. Tú, en un día bueno, comes pizza fría.

Siempre pon el bienestar del paciente y las expectativas de la familia primero y antes que nada. Todos piensan que sabes más de lo que realmente sabes, así que aprovecha ese lindo, pero secreto, chantaje, y actúa como el divino enviado que esperan y que quieren creer que eres.

Ante todo, siempre, siempre, siempre sé amable. Recuerda, los pacientes y familias rara vez recuerdan exactamente lo que dijiste, pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir. Solamente hay una oportunidad de dar una primera impresión, una gran oportunidad de marcarte como un héroe y ángel de compasión o como un completo pelmazo. Sé amable con el conserje, el guardia de seguridad, el trabajador de la cafetería y el técnico de rayos X. Y aprende sus nombres; ellos saben el tuyo.

Habla efusivamente con tus pacientes, háblales de nuevo, y siempre, siempre, siempre, habla con la familia. Míralos a los ojos, no al registro de la computadora. Siéntate cuando sea posible; esto dice que realmente estás dándoles el tiempo y la atención personal que tú también querrías. Esa paciente demente de 280 libras del asilo con úlceras decúbitas y un tubo de alimentación es la madre de alguien, y quizá puede ser que fue la mejor maestra de 3º grado que Filadelfia ha tenido. El mes pasado tratamos al padre de Joe Frazier, al primo del gobernador y a uno de los Pips de Gladys Knight.

Muchos pacientes necesitan una lección en educación, y muchos colegas necesitan lecciones en compasión y sentido común básico. No pelees con pacientes por cosas que no importan, como unos cuantos narcóticos, unos rayos X, un examen de sangre o incluso un ingreso al hospital si es una decisión difícil. Resiste la tentación ubicua de tener siempre la razón. No la tendrás. Toma el camino superior; los médicos de emergencia generalmente responden a un llamado superior de todas formas.

No critiques en público a otro médico ni a otro hospital. Desarrollarás un dominio firme de la retrospectiva, pero estás en una pecera todos los días, y eres frecuentemente discutido, por nombre, en la conferencia de morbilidad y mortalidad de cirugía. Puede ser que no los conozcas, pero el personal médico te conoce a ti, y desarrollan una impresión duradera luego de su primer encuentro. Deja que ese cirujano prima donna sobrepagado parezca un patán a todos los que sean testigos de su bombardeo en contra de ti, un clínico trabajador que tiene que tomar decisiones difíciles en tiempo real, y que de verdad está trabajando a las 4 de la mañana el día de Navidad, esperando ir a su casa a ver a sus hijos bajar las gradas.

La estación de enfermería es una cabina de grabación con megáfonos. Tus opiniones recias sobre cualquier cosa rápidamente se vuelven conocimiento común con una vida media muy larga.

La soberbia debe siempre ser evitada; simplemente no eres tan bueno, tan inteligente, ni tan logrado como para ser inflexible o piadoso con un colega o un paciente. La arrogancia te mete en problemas más rápido que la incompetencia. Como dijo Clint Eastwood: “Un hombre debe saber sus limitaciones”.

Los residentes, enfermeros y estudiantes de medicina pueden ser frágiles e inseguros. Puedes darles confianza en sus habilidades y selección de carrera, o deshacer totalmente su autoestima con un único encuentro irreflexivo en medio del DE. El personal del hospital puede parecer externamente totalmente en control, pero internamente están frecuentemente tiesos del miedo. Es un arte fino aprender a criticar sin reprochar, instruir sin insultar y evaluar sin emascular. Ensénales a ser mejores doctores de lo que tú eres. Se espera que los estudiantes sobrepasen a sus maestros en muchos talentos, y si eventualmente no lo hacen, tal vez no fuiste tan buen maestro después de todo.

No hay vergüenza en llamar a un consultante por un problema médico, una situación que va mal o si no sabes qué hacer. Incluso un pediatra probablemente posee algunos talentos que te faltan. Si el esposo de una mujer con su 100º migraña exige una tomografía y una consulta al neurólogo, diles que ya fueron ordenados, y luego susúrrale las instrucciones a la secretaria. Luego deja que la familia escuche recia y claramente: “¿Dónde diablos está el neurólogo que llame?”. No es tu dinero, estadísticamente no va a vivir lo suficiente para que el examen le de cáncer, y quizá esta vez sí tenga un sangrado. De nuevo, la arrogancia es peor que la incompetencia. Si tu paciente no quedó contento con tu primer plan o diagnóstico, tal vez era incorrecto, así que reconsidéralo. Llamar a un consultante es una buena manera de compartir la responsabilidad.

La familia puede aceptar que su ser amado va a morir, pero cuando la hora finalmente llega, es una dura realidad, aunque este esté en hospicio para medidas de conforte únicamente. Los hijos siempre recordarán el último encuentro en el DE de su padre. Haz de ese momento lo menos doloroso posible para todos los involucrados. Algún día enfrentarás esa realidad tú mismo, como paciente o con un familiar. No puedes cambiar mucho al final de la vida de alguien, pero puedes escuchar, atender y generalmente hacer algo para consolar al paciente y su familia.

Una cama en hospicio nos espera a muchos de nosotros.

Sé especialmente amable con la gente anciana; serás uno en un instante. Créeme, esos instantes ya pasaron para mí. Ese viejo del asilo puede no recordar por qué tiene una cicatriz de 25 cm en su abdomen, pero quizá recuerde las junglas de Vietnam.

Sé bueno con los indigentes; estos pacientes no necesitan de tu actitud o comentarios sobre sus estilos de vida sobrepuestos a sus enfermedades. Dales una comida y no les des egreso a las 3 de la mañana. Ese paciente con células falciformes, alcohólico o heroinómano probablemente quisiera dejar las drogas si hubiese una mejor vida en el horizonte para ellos. Generalmente no la hay.

Tener un bebé a la edad de 14 años puede ser un estilo de vida normal cuando tu madre te tuvo a los 13. La próxima vez que hagas un comentario sarcástico acerca de la embarazada adolescente con herpes o del joven que tomó una sobredosis luego de que su novia lo cortara, recuerda que tu hijo o hija pueden no ser inmunes a un destino similar.

La mayoría de los médicos, e incluso familiares, se alejan de los enfermos mentales, y es muy, muy difícil ser su familia o su médico. Generalmente, no pueden encontrar un buen amigo, no digamos un buen médico. Por eso siempre están en el DE. En verdad les caes bien, y a veces hasta pareciera que te importa y escuchas. Nadie quiere estar psicótico; solo agradece que tus niveles de serotonina y dopamina están debajo de la curva de campana. Si tú no ayudas a este segmento de la sociedad, ¿quién lo hará? Pocos incluso tratarán.

Si el SIDA, la enfermedad mental, el embarazo adolescente, o la adicción a drogas o alcohol no te han afectado a ti o a algún miembro de tu familia personalmente, has sido realmente bendecido. Y la demencia es probablemente el resultado de envejecer para la mayoría de nosotros.

Cuando las cosas estén de lo más oscuras, recuerda lo que Mel Herbert te dijo: “Lo que haces realmente importa.”

La Medicina es una profesión orgullosa y noble, pero la realidad es que es solamente otra industria de servicio. Acostúmbrate a escuchar, “¿Cuándo me va a atender a mí?”.

Todos se sienten con derecho a los mejores cuidados de salud; algunos más que otros. Nadie nunca sabrá lo duro que trabajas, y a la mayoría de los pacientes no les importa realmente y creen que ganas medio millón para empezar, confundiéndote con el cirujano ortopeda que se graduó el mismo año que tú. Encuentro que la falta de educación, la beligerancia y, más importantemente, la ubicua actitud de sentirse con derechos de los pacientes es lo más difícil de ignorar. Supéralo, o te volverá loco.

Ser un doctor puede ser visto como un privilegio o un derecho; escoge este último. Se te recompensa bien por tu tiempo, a nadie le pagan lo que vale, y aunque no eres un atleta profesional, en el gran esquema de las cosas, te va bien – y usualmente te salvas de las concusiones repetidas y no tienes que jubilarte con malas rodillas a los 35.

Por favor no refunfuñes ni te quejes. A nadie le gusta un empleado de alto mantenimiento, especialmente un profesional altamente pagado, quien debería ser innovador y autosuficiente. Si logras encontrar un mejor trabajo, no me lo digas o regatees con él, simplemente tómalo. Pero recuerda que la grama más verde siempre requiere más fertilizante y más deshierbe.

Recuerdo con mucho cariño algunos momentos muy divertidos en el cuarto de llamada cuando era un interno, pero es mejor mantener tu vida amorosa (y a tu amante) fuera del DE. Tu pareja probablemente sacrificó mucho para estar contigo.

El horario es sagrado. No pierdas un turno por 5 cm de nieve. Aprende cómo llegar a tiempo. A nadie le gusta un remplazo que siempre llega 10 minutos tarde. (Ustedes saben quiénes son). Esa excusa de la batería muerta o de estar trabado detrás de un autobús escolar solamente funciona unas cuantas veces. Te pagamos suficiente como para comprar un carro nuevo, y usar el internet para encontrar una ruta diferente al trabajo. He aquí una idea novedosa: sé el doctor que siempre llega 10 minutos temprano. Y salir a tiempo del turno no es uno de los privilegios sagrados de la vida.

La medicina de emergencia no es solo un trabajo, es un estilo de vida, pero la vida es más que la medicina. Nunca puedes compensar por un juego de campeonato de futbol, aniversario, cumpleaños o por la oportunidad de sacar a tu hijo o hija a pescar. En un instante, tus hijos serán independientes, y probablemente les va a costar encontrar tiempo para ti. Recuerda que algún día podrías necesitar un turno libre, así que disponte a ayudar a un colega con una petición similar.

En mi opinión, en la actualidad en el mundo médico estamos hechos. Horario fijo, sin beepers, sin llamadas para órdenes, sin tener que llenar formularios de seguros y sin cuentas que cobrar. Demonios, incluso nos pagan cuando el hospital no recauda ni un centavo. No tienes que llenar el horario de las enfermeras, ni encontrar quién te cubra para tus vacaciones. Claramente, trabajas duro por tu sueldo, pero cualquier médico general o pediatra tomarían tu trabajo y salario en un nanosegundo (hasta que trabajen su primer turno en el DE). La próxima vez que pienses que no te pagan suficiente y que trabajas demasiado, considera el médico general que trabaja 70 horas a la semana, recibe llamadas con los resultados de laboratorio a las 7:30 de la noche y gana menos que tú. ¡Y nunca discutas tu salario con un hospitalista!

Esperemos que Camelot dure hasta la jubilación, pero a como van las cosas, lo dudo. Tendrás suerte si no ganas menos y trabajas más duro dentro de 5 años. Sospecho que estos tiempos son los buenos viejos tiempos del mañana.

Si estás planeando ser un testigo médico experto, abrir un negocio aparte o dar charlas para una compañía farmacéutica, ten cuidado con los errores comunes que todos cometemos. Nunca he rechazado una oportunidad de ganar dinero honestamente, pero allá afuera hay un mundo muy seductivo, y tu reputación puede hundirse como piedra.

La litigación de mal praxis es un negocio grasiento que no tiene mucho sentido. Si puedes librar a la profesión de aunque sea un mal doctor o logras obtener compensación para alguien que fue victima de indiferencia o incompetencia descarada, hazlo con gusto. Pero rara vez resulta funcionando como lo planeaste. Todos debemos apoyar a un paciente que fue víctima de descuidos o de negligencia médica, pero muchos casos horribles son frecuentemente mala suerte y malas enfermedades, no malos doctores. Es tan fácil criticar a un colega con un análisis retrospectivo o con la autopsia en mano, pero puedes construir una casa en Hawái con lo que ganas en la corte utilizando tu educación de primera, tu CV hinchado, títulos insignificantes y certificación en ME. No vendas tu alma al demandante con opiniones absurdas y mentiras totales regadas tan elocuentemente a un despistado jurado que odia a los doctores con una definición del estándar de cuidados extraña, inescrutable o totalmente inventada que tú mismo nunca seguirías. Si te vuelves una prostituta testigo por el dinero, y hay mucho, mucho dinero fácil que ganar, todos tus colegas te reconocerán por lo que te has vuelto. ¡Qué vergüenza!

Finalmente, ten cuidado con el alcohol y tu fácil acceso a narcóticos. La adicción puede arruinar muchas vidas en un corto tiempo, y es tan fácil hundirse.

Muchos de esos gratos pensamientos idealistas sobre ser doctor, junto con la feliz despreocupación que tuviste cuando fuiste estudiante de medicina, lamentablemente nunca jamás se harán realidad. Esperemos que esto te ayude a sobrellevar un mal turno, aceptar tu profesión y evitar muchos de los mismos errores que yo he cometido en los últimos 42 años. Quizás no. Quizás vender zapatos en una tienda de departamentos no es tan mala idea después de todo.

El Dr. Roberts es Profesor de Medicina de Emergencia y Toxicología en el Colegio de Medicina de la Universidad Drexel en Filadelfia, Pensilvania. Lee la Pausa de Procedimientos, un blog del Dr. Roberts y su hija, Martha Roberts, ACNP, CEN aquí y lee sus columnas previas aquí

Traducido y publicado con permiso del Dr. Roberts. Artículo original aquí.

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