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Me encanta mi trabajo

Por Mark Plater, M.D.

Traducido por: Daniel Ridelman, M.D. y publicado con permiso de Emergency Physicians Monthly

Tengo una confesión que hacer. Me encanta mi trabajo. A menudo me da miedo admitir esto a voz alta. Espero con ilusión ir a trabajar en la Emergencia y lo añoro cuando me voy…

¿Porque me siento tan solo? ¿Será que me pasa algo? Siempre que estoy con un grupo de colegas, lo único que escucho son quejas. La semana pasada, uno de mis colegas estaba incluso golpeando su cabeza contra su escritorio y gritando "¡Odio mi trabajo, odio mi trabajo!" Por supuesto, luego de lamentarse de lo miserable que es trabajar en la Emergencia, la discusión siempre se torna a estilos de vida alternos. "¿Por qué no pude estudiar dermatología, radiología, leyes, etc.?"

Trabajar como Médico de Emergencia (ME) es el mejor trabajo del mundo. Mi hijo de 9 años declara con felicidad: "Te pagan por ver a gente desnuda y cosas asquerosas. ¡La mayoría de gente paga para ver eso!"

En su naturaleza empresarial, también calculó cuánto me pagan por ir al baño, ya que me pagan por hora que estoy ahí (son $12.75 por 5 minutos en el baño). Mi hijo me recomendó nunca hacer popó en ningún otro lado.

Lo que los ME hacen es genial. Quien sea. Cuando sea. Son la red de seguridad del desastre de los servicios de salud. Estoy orgulloso de ser parte de eso. Muchas veces al día la gente me pide ayuda. Varios días salvo vidas. Todos los días alivio el sufrimiento. Es lo que otra gente sueña con hacer. Hay propósito en mi vida.

Además, me pagan bien. Siempre hay aire acondicionado en el verano y calefacción en el invierno. ¿La comida del hospital? Luego de comerla por 30 años, la extraño como las albóndigas de mamá.

Me toca escuchar historias que escritores de ficción apenas podrían soñar. "¿Hiciste qué con qué?" "¿Metiste qué en dónde?" "Ah, esa es tu pareja en el cuarto 8". He aprendido de la manera fácil cómo evitar accidentes. Tengo el privilegio de aprender de los errores de la demás gente. La gente me permite compartir sus detalles más íntimos. La gente me dice que no soy un especialista. ¿Qué importa? Juego el papel en las mejores partes de la práctica de los demás especialistas. Veo más infartos que los cardiólogos, más derrames que los neurólogos, y diagnostico más apendicitis que los cirujanos.

Sí, soy un mil-usos. Soy como un viejo artesano que construye una casa desde los cimientos. Soy el electricista, plomero y carpintero. Puedo hacer casi de todo sin casi nada. No hay nada mejor que ver a un especialista venir y frustrarse porque su instrumento favorito no está disponible. ¿Necesitas una intubación? Dame una cuchara y una linterna.

Mis días rara vez son iguales. No vengo y veo mi horario pre-impreso para ver lo que haré el resto del día. Solamente espero que ocurra y me sorprendo. Caos, me encanta.

La camaradería más fuerte está en la Emergencia. En ningún otro lugar los doctores trabajan tan cercanamente con los enfermeros y técnicos. Es como una gran familia disfuncional. La familia extendida, como los paramédicos, siempre nos cae inesperadamente, pero siempre les hacemos lugar. A veces cuando no estoy de turno, me gusta sentarme ahí y observar a todos trabajar. De alguna manera, con todo el caos, las cosas se llevan a cabo. Es como ver una colonia de hormigas. Las hormigas van en todas direcciones. Cuando te das cuenta, un hormiguero gigante se yergue. Con el orgullo de un padre viendo a su hijo tomar ese primer paso, veo al equipo de médicos y enfermeros estabilizar a un paciente de trauma. A las 4 a.m., con el cansancio pesando cada vez más, la gente dice cosas que no le dirían a sus esposos(as). La experiencia de la humanidad es llevada a su cúspide en las tempranas horas de la Emergencia.

¿Turnos rotantes? ¡Dámelos! Puedo manejar en contra del tráfico, ver amaneceres y atardeceres. Puedo oler el aire fresco de la temprana mañana y sentir la emoción de la tardía noche. Puedo ir de compras cuando las tiendas están vacías y aprovechar las matinées. El gimnasio rara vez está lleno a las 2 p.m. entre semana. Una de mis cosas favoritas es salir al parqueo de ambulancias tarde en la noche y observar la nieve en las calles de la ciudad antes que sea perturbada. Y adoro el olor del diesel en las frías mañanas brumosas.

No, no gano tanto como otros especialistas, pero gano más que otros. Recién salido de la residencia, mi sueldo inicial era casi el de mis colegas más antiguos. No tuve que pasar años construyendo una práctica. Puedo dejar mi posición cuando sea sin mucha pérdida de beneficios o paga. Los colegas en otras especialidades están trabados donde están. Para ellos, mudarse significa recomenzar de cero. Si quiero una nueva refrigeradora o una TV de pantalla grande, un turno extra en algún Departamento de Emergencia tranquilo lo cubre de sobra.

No olvides a los regulares. Yo los extrañaría. ¿Por qué quejarse cuando vienen una y otra vez? Son como clientes frecuentes, las ovejas negras de la familia que se aparecen en el momento más inoportuno. La mayoría me llama por mi primer nombre. Los dolores de espalda crónicos, los alcohólicos y los indigentes. No quieres verlos todos los días, pero cuando no se aparecen por un rato esperas que estén bien. Como Otis Campbell, el borracho del pueblo en Mayberry RFD, los regulares son molestos pero adorables.

Siempre hay educación gratuita en la Emergencia. Soy un residente perpetuo, constantemente consultando y recibiendo instrucciones de múltiples especialistas de alto nivel. Algunos lo miran como sacarles el chance. Yo lo veo como recibir tutoría individual. Muchas veces he hecho procedimientos guiado por teléfono para que el especialista no tenga que venir a la Emergencia tarde en la noche. La mayoría de médicos pagan mucho dinero por ese tipo de Educación Médica Continua. A mí me pagan por ella.

Cuando hablo con médicos que no son de Emergencia, todos tienen historias de cómo turnaron en algún Departamento de Emergencia temprano en sus carreras. Éstas son orgullosas historias del romance de estar completamente sólo en la Emergencia, salvando vidas. Es charla de los buenos viejos tiempos.

Desde luego, nunca hay un horario regular en la Emergencia. Días entre semana, fines de semana, feriados - no importan. La Emergencia no se detiene. Esto ha engendrado cercanía en mi vida familiar. Hemos aprendido que la importancia de un feriado es estar juntos. No importa qué día sea. El 4 de Julio en el 5, los fuegos artificiales son igual de brillantes. Esto fue realmente comprobado esta última Navidad. Mis dos hijas, que ya están grandes y viviendo por su cuenta, llegaron con sus respectivos novios, dos días antes de Navidad. Todos estaban listos para celebrar un poco antes, como ha sido nuestra rutina. No tuve el corazón de decirles que este año tuve la Navidad libre. Se les hace más fácil a los consuegros.

Ser un Médico de Emergencia me ha brindado muchos regalos. Me ha permitido compartir las áreas más privadas, y a veces oscuras, de la vida de otros. Me ha enseñado la fragilidad de la vida y me ha motivado a aprovechar al máximo cada minuto. Lo cual me recuerda, ya no aguanto regresar al trabajo.

Mark Plaster, M.D.

Mark Plaster, M.D. es un médico certificado en Medicina de Emergencia con 30 años de experiencia. Es el fundador y editor ejecutivo de Emergency Physicians Monthly, la publicación para médicos de emergencia más grande y más ampliamente leída.

El Dr. Plaster es un Comandante en la Marina de Reserva de los EEUU con dos tours de combate en Iraq (2003 y 2008) como Oficial a Cargo y Oficial Médico Superior de un Pelotón de Choque de Trauma de los Cuerpos de Marines. El Dr. Plaster fue premiado con la calificación de guerra de la Fuerza de Flota Marina. Como civil, ha servido en viajes de misiones médicas a Perú, Brasil, Vietnam, Haití, Sudán, Kenia, Ucrania y la República de Georgia.

En 2013, el Dr. Plaster publicó su libro de historias cortas, "Night Shift: Stories from the Life of an ER Doc". (Turno de noche: historias de la vida de un doctor de Emergencia".

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